Fotografie Dělník a kolchoznice

Obrero y koljosiana es una estatua de 24,5 m hecha en acero inoxidable por la escultora soviética V od Antonio Marín Segovia

Obrero y koljosiana (ruso: Рабочий и колхозница, transliterado como Rabochi i koljóznitsa) es una estatua de 24,5 m hecha en acero inoxidable por la escultora soviética Vera Mújina en 1937. La escultura es un ejemplo del estilo realista socialista. El obrero sostiene en alto un martillo y la koljosiana sostiene una hoz, formando el símbolo comunista de la hoz y el martillo. Al igual que el obrero representa a los trabajadores industriales, la koljosiana representa al campesinado. Historia La escultura fue creada originalmente para ser la pieza central del pabellón soviético (por el arquitecto Borís Iofan) de la Exposición Internacional de París de 1937. Los organizadores habían puesto los pabellones soviético y alemán uno en frente de otro atravesados por la principal avenida de peatones en el Palacio de Chaillot en el lado norte del Sena. Albert Speer, encargado con el diseño del pabellón alemán, obtuvo un bosquejo confidencial del plan soviético durante una inspección del lugar de la feria. Se impresionó por «una pareja de figuras... marchando triunfantes hacia el pabellón alemán». Mújina se inspiró en su estudio de los clásicos Tiranicidas, la Victoria de Samotracia, la Marsellesa, además del grupo escultórico de François Rude del Arco del Triunfo,​ para dar una confiada composición de realismo socialista en la Exposición Internacional de París de 1937. Después de la exposición la escultura pasó mucho tiempo expuesta a la entrada de lo que ahora es el Centro Panruso de Exposiciones de Moscú, lugar anteriormente llamado Exposición de los logros de la economía nacional de la URSS. La escultura fue quitada de su lugar para ser restaurada en 2003, para ser preparada para la Expo 2010. Se planeó su retorno en 2005, pero debido a que la Exposición Universal no le fue concedida a Moscú sino a Shanghái, el proceso de restauración fue retrasado por razones de financiación. Se planeó restablecerla a su sitio original en 2008,​ pero no fue hasta noviembre de 2009 cuando fue reinaugurada. La estatua restaurada usa un nuevo pedestal, que incrementó su altura total de 34.5 m (el anterior pedestal tenía 10 m) a 60 m (el nuevo pedestal/pabellón tiene una altura de 34.5 m). En la cultura popular En el cine, Obrero y Koljosiana fue escogida en 1947 para ser el logo de los estudios Mosfilm. Se puede ver en los créditos de apertura de Red Heat, además de muchos otros filmes soviéticos y post-soviéticos producidos por los estudios Mosfilm. El obrero y la koljosiana &quot;En la escultura, junto al justo valor dado a figurativistas irreprochables como Andreiev, Shadr o Merkurov, se exalta todo lo que demuestre la musculatura atlética de la revolución, un colosalismo anatómico paralelo al colosalismo arquitectónico, del que hay que salvar la excelente composición de la ex vanguardista Mujina El obrero y la koljosiana, pieza valiosa del pabellón soviético en la Exposición Internacional de París de 1937, diseñado por Yofán, en un estilo que hoy puede recordarnos el mussoliniano más representativo. Si el retratismo pictórico se aplicaba a los héroes de la revolución y del trabajo, el escultórico no le iba a la zaga y con resultados a veces tan pintorescos como a veces notables. Es innegable la fuerza expresiva del hiperrealismo de la Mujina, contemplable en la galería Tretiakov&quot;. (Vázquez Moltalbán, M. (1990) Moscú de la Revolución. Barcelona: Ed. Random House Mondadori, 2005, p. 152) El obrero y la koljosiana &quot;La escultura más conocida, El obrero y la koljosiana, tampoco pudo sortear los avatares de la vida. Fue creada por Vera Mújina (una de las pocas mujeres escultoras, apodada nuestra «Fidias con faldas») para coronar el pabellón soviético en la Exposición Universal de París de 1937. Este pabellón escalonado de Borís Iofán se encontraba frente al pabellón alemán de Albert Speer con un águila imperial mirando hacia la pareja rusa. La caricatura de Jean Eiffel, Cansados, representa este cuadro llegada la noche, cuando el águila se había recostado en su nido y el obrero se había sentado a descansar junto a la koljosiana, dejando a un lado su martillo. Precisamente este martillo fue el primer escollo en el consejo artístico compuesto por altos cargos soviéticos que tenían que dar el visto bueno a la obra de Mújina. Al comisario de Defensa Voroshílov le parecía sospechoso que el obrero agarrase el martillo con la mano izquierda. Mólotov defendía el proyecto: «¿Y si es zurdo?... Habrás leído a Leskov, ¿no?», aludiendo a una obra clásica del siglo XIX de Nikolái Leskov sobre un zurdo que logró herrar a una pulga mecánica de producción extranjera, tópico ejemplo de la superioridad de Rusia sobre Occidente. «¡Ah! Siendo así...», consintió el mariscal. Aunque también Mólotov tenía sus dudas: «¿Y ese pañuelo? ¡Si no es una bailarina!». Mújina explicó que el pañuelo servía para el equilibrio de la composición. «¡Ah, bueno!... si es una necesidad técnica...», aceptó Mólotov, traduciéndolo a un idioma comprensible. Pero todas estas pegas no eran nada comparadas con la denuncia que llegó a oidos de Stalin de que entre los pliegues de las ropas de la pareja podía apreciarse el perfil de Trotski. Stalin visitó el taller de noche y escudriñó la obra detenidamente: Trotski no apareció y Stalin autorizó la escultura, aunque nunca fue de su agrado. Al volver de París, en vez de ocupar el pedestal de treinta y seis metro proyectado en las Colinas Lenin, fueron colocados en la entrada lateral de la exposición VDNJ sobre un pedestal de once metros, un «tocón» donde la obra, según la definición de la misma Mújina, «no vuela, sino que se arrastra». Después de la conocida película de Grigori Alexándrov, La ruta clara, en la que al final los protagonistas vuelan en avioneta alrededor de El obrero y la koljosiana, la obra de Mújina se convirtió en el emblema de los estudios Mosfilm. Todos la conocen, pero muchos de los que vienen a Moscú se van sin verla. Es una pena, porque esta escultura debe y necesita ser contemplada de cerca y desde las posiciones más insólitas: hay puntos desde donde su dinamismo se hace vertiginoso, sus escorzos son sorprendentes, mucho más que su imagen frontal. El realismo socialista, que acabaría engendrando monstruos, logró aquí su culminación&quot;. (Pigariova, T. (2001) Autobiografía de Moscú. Barcelona: Ed. Laertes, 2001, pp.194-195) La ciudad de los sueños de la URSS 15 de septiembre de 2014 Carmen Marín, para RBTH El Centro Panruso de Exposiciones, inaugurado en los años 30, encierra numerosas historias de logros y esfuerzos humanos. El arquitecto Viacheslav Oltarzhevski hacía poco que había terminado el proyecto de su Ciudad de los sueños destinada a la Exposición de los Logros de la Economía Nacional de la URSS. En adelante, se esperaba el consentimiento del Kremlin. Y solo quedaría por determinar dónde sería construida su ciudad. Oltarzhevski se tomaba con gran seriedad su proyecto y sabía que en antiguos tiempos, antes de construir una ciudad se consultaba a brujos y magos para determinar qué lugares poseían un buen campo energético y por ello decidió visitar a un astrólogo que le recomendaron sus amigos. Y así, una tarde de verano de 1934, Oltarzhevski, se encontró perdido en la aldea de Golúbina a las afueras de Moscú mientras buscaba la casa del nombrado astrólogo, que resultó ser una viejecita, que en realidad fue la que lo encontró a él. Después de muchas mediciones, la experta, abrió el mapa de Moscú y sus alrededores y marcó con el dedo una zona lejos de los límites de la capital. Viacheslav se sorprendió, le pareció que el lugar indicado no convenía para la Ciudad de los sueños. Era la perdida región de Ostánkino la nacionalizada finca de los Sheremétiev. El título de conde y las ricas tierras le fueron otorgadas a Sheremétiev por Pedro I. El conde Piotr Borísovich era aficionado a la alquimia, poseía amuletos y talismanes y sabía que los brujos y los magos de todos los rincones acudían a los bosques de Ostánkino para realizar sus secretos rituales. Sheremétiev construyó aquí su bonita finca. Después de la nacionalización, el palacio se convirtió en el museo de la Servidumbre. Precisamente ese era el lugar que marcó la astróloga en el mapa: un lugar donde se cumplían los deseos. Viacheslav no tenía fe en que aprobaran ese proyecto. La antigua finca de los Sheremétiev estaba muy lejos del centro de la ciudad. Pero la astróloga le insistió en que fuera al bosque, donde recibiría una señal y lo entendería todo. La decisión de la creación de la Exposición de los Logros de la Economía Nacional de la URSS se tomó en el Segundo Congreso de Agricultores de 1935. Los mejores arquitectos del país debían presentar un proyecto para el concurso. La vida no era fácil. El país empezaba solo a sostenerse sobre sus pies y recuperaba fuerzas. Los trabajadores y los agricultores vivían duramente. Precisamente para ellos se creaba una zona con parques y fuentes, enormes pabellones en los que se podían ver las nuevas maravillas de la técnica y admirar los récords de la producción de los sovjoses. La exposición debía ser la personificación de una rica, opulenta y exitosa vida. Demostrar al mundo el poder y bienestar de la Unión Soviética. Oltarzhevski se dirigió a Ostánkino pero seguía sin ver ninguna perspectiva y pensó que había sido engañado como a un niño. Paseó largo rato hasta que llegó a un bello y sombrío estanque. Ahí saco su bloc de notas y empezó a esbozar pabellones, esculturas y fuentes. En una hora diseñó una nueva Ciudad de los sueños. Observó su diseño y se asombró. Su proyecto correspondía sorprendentemente con la carta natal hecha por la astróloga: el Sol y los nueve planetas encerrados en una cruz. Oltarzhevsi tembló y se apresuró a abandonar el lugar encantado. Y en efecto en el plano de Oltarzhevski se ve claramente el sistema solar. La plaza de la Mecanización representa el Sol, alrededor de la cual se colocaron cuidadosamente los nueve pabellones-planetas. El proyecto de Oltarzhevski lo aprobaron enseguida y él mismo fue designado arquitecto principal. Empezó la construcción y solo se realizó un cambio sustancial en el proyecto. En lugar del monumento a Lenin en la plaza de la Mecanización, debía erigirse un monumento al caudillo de todos los pueblos, Iósif Vissariónovich Stalin y a su alrededor debía formarse el nuevo universo socialista. Pero nadie podía entender por qué en el auge del ateísmo, el Kremlin había aprobado un proyecto donde abiertamente se podían ver símbolos religiosos. Los caminos y senderos estaban dispuestos de tal manera que si se observaba atentamente el plano desde arriba, se podía ver claramente una cruz ortodoxa (ver minuto 5:48 del segundo enlace). Stalin consideraba que la Exposición demostraba mejor que nada la fuerza y la superioridad de la URSS, que hacía poco tiempo había concluido el proceso de colectivización e industrialización. Pero pasarían aún algunos años hasta que se terminara de construir el complejo de la Exposición y mostrar a Occidente todo el poderío de la Unión Soviética era un tema urgente. Y para ello sirvió la exposición de París de 1937, en la que la escultora soviética Vera Ignátieva Mújina presentaría su escultura monumental El obrero y la koljosiana. Precisamente en aquel entonces tenía problemas. Su marido, Zamkov era cirujano y no era admitido en ninguna clínica de Moscú. Después de un intento fracasado de emigrar, saquearon su laboratorio y esperaba el arresto de un día para otro. Era el año 1936. Mújina estaba segura de que solo el éxito en el concurso podía salvar su situación. Pero no le venía ninguna idea a la cabeza, ningún diseño. Por lo que decidió ir a inspirarse al bosque de Ostánkino. Tras un largo paseo por ahí, llegó a un bello y sombrío estanque y sintió de repente una inspiración inexplicable. Enseguida supo qué aspecto tendría su escultura. Mújina realizó la escultura El obrero y la koljosiana, en la que puso mucho de ella misma. Su marido, Alexéi Zamkov posó a menudo para su mujer. Las manos de la koljosiana son sus manos. Y lo más simbólico de la escultura es el pañuelo, del cual, el final recuerda a la cabeza de una serpiente ahogada por la mano de una mujer. Y aquí se esconde un misterio, puesto que las manos eran de su marido, simbolizaría que juntos debían luchar contra ciertas adversidades de la vida. La escultura ya estaba terminada cuando enemigos de Mújina advirtieron a Stalin que la mujer del desgraciado Zamkov preparaba un sabotaje. Y que si se miraba de lado a la koljosiana, se podía adivinar a través de los pliegues del vestido el perfil de Trotski. Stalin fue personalmente al estudio de Mújina a comprobar la veracidad del rumor. No encontró nada y confirmó el envío de la escultura a Francia. En París, la koljosiana trabajadora esperaba el triunfo. La estatua, sobre un basamento de 33 metros eclipsaba al águila alemana con la esvástica que se encontraba próxima a ella. Los franceses solicitaron que la escultura se quedara en París, pero el Gobierno de la Unión Soviética decidió retornar el logro nacional a Moscú. Durante dos años no pudieron encontrar un sitio para colocarlo. O faltaba espacio, o algo no le gustaba a la propia Vera Ignátieva. En 1939 por fin encontraron el lugar para El obrero y la koljosiana, en la misma entrada de la Exposición agrícola recién construida. Terminó la amenaza del arresto de Zamkov, el marido de Mújina, y le ofrecieron trabajo en las mejores clínicas y hospitales de Moscú. A la inauguración del monumento fueron juntos. Oltarzhevski no estuvo en la inauguración de la escultura ni de la propia Exposición. Cuando la construcción estaba en su momento álgido, Oltarzhevski supo que el comisario del pueblo, Lazar Kaganóvich, no estaba contento con él. Cuando aparecieron en Ostánkino dos civiles extraños, Oltarzhevski comprendió enseguida que venían a por él. De pie, junto al estanque, no sabía qué pedir, si larga vida o ligera muerte. Le comunicaron que la construcción de la Exposición según su diseño quedaba interrumpida. Le acusaron de propaganda de las ideas de Bujarin. Pero él mismo sabía que la causa era la ideada por él Ciudad de los sueños. Por aquel entonces, Kaganóvich había empezado a dirigir la construcción del metro. Se esperaba con impaciencia la apertura de la Exposición y por Moscú corrían rumores de que mientras Oltarzhevski construía un paraíso sobre a Tierra, no se sabía qué era lo que construía Kaganóvich bajo la tierra. Eso no le gustó a Kaganóvich y decidió quitar de en medio a Oltarzhevski. Nombraron a Serguéi Chernysov como principal arquitecto de la Exposición que fue el que pasó a la historia y hasta ahora se le considera el autor del complejo de la Exposición. Chernysov intentó crear su propia Ciudad de los sueños, pero sin éxito, cada vez con más frecuencia volvía a los planos de Oltarzhevski y no encontró mejor salida que la de convencer a la Comisión de que el proyecto de su predecesor era realmente mejor. Se reanudó la construcción. El 1 de agosto de 1939 se inauguró la Exposición Agrícola de la Unión Soviética. El obrero y la koljosiana eran el emblema de la Exposición. Pabellones adornados con estatuas que simbolizaban la abundancia y la tranquilidad impresionaban la imaginación del simple ciudadano soviético. En la plaza de la Mecanización se erigió un enorme monumento a Stalin. Y alrededor de él, como si fuera alrededor del centro del universo, se ubicaban diez pabellones en los cuales se adivinaban con facilidad los nueve planetas del sistema solar. Todo igual a como lo había planeado Oltarzhevski. Ir a la anual exposición de logros de la producción era el sueño de cualquier trabajador soviético. Paradójicamente, en el auge de la propaganda atea, el lugar más socialista de la URSS era uno de los lugares más rezados donde se había acumulado una poderosa energía de los deseos. Durante la Segunda Guerra Mundial se cerró la Exposición y curiosamente no cayó en ella ni una sola bomba en 30 hectáreas. Quedó intacta. Después de la guerra había que reanudarla y al complejo se añadió una majestuosa fuente que representaba a las 16 repúblicas de la URSS. La segunda apertura de la Exposición tuvo lugar el 1 de agosto de 1954, ya después de la muerte de Stalin y Oltarzhevski fue de los primeros visitantes, su sueño se cumplió una vez más, tras salir de prisión volvió a ejercer de arquitecto. El 12 de abril de 1961 voló al espacio exterior el primer cosmonauta. Y la maqueta del cohete en el que voló ocupó el centro del sistema solar en lugar del mandatario. El cohete, en el mismo centro como indicaba la carta astrológica de Oltarzhevski, ahora cobraba todo el sentido. Hoy en día, esta Ciudad de los sueños sigue siendo un lugar especial en Moscú que aún esconde muchos misterios. (Marín, C. (2014). La ciudad de los sueños de la URSS. Russia Beyond the Headlines, 15 de septiembre de 2015. Recuperado el 02 de octubre de 2014 Vera Ignátievna Mújina [o Múkhina] (Riga, 1889 - Moscú, 1953) fue la genial escultora soviética autora de la monumental 'El obrero y la koljosiana'. Ahora sabemos, además, que esta obra incomparable fue hecha por amor, para librar de la cárcel a su marido, el médico Alekséi Zamkov. Y que se trata de una escultura llena de elementos simbólicos que la convierten en una pieza única en la historia del arte soviético. Las manos del Zamkov sirvieron de modelo para ambas figuras, así que no es difícil imaginar en lo que estaba pensando Mújina cuando hizo que la koljosiana cogiese con fuerza la punta del pañuelo, como si estrangulase a una serpiente. Parece ser, sin embargo, que en aquel momento nadie captó la indirecta, distraídos quizás con la leyenda urbana sobre el &quot;rostro escondido de Trotski&quot; <a href="https://moscudelarevolucion.blogspot.com/2014/10/historias-y-leyendas-de-la-exposicion.html" rel="nofollow">moscudelarevolucion.blogspot.com/2014/10/historias-y-leye...</a> <a href="https://moscudelarevolucion.blogspot.com/2014/10/historias-y-leyendas-de-la-exposicion.html" rel="nofollow">moscudelarevolucion.blogspot.com/2014/10/historias-y-leye...</a> <a href="https://www.youtube.com/watch?time_continue=7&amp;v=1YwiuMStOJc" rel="nofollow">www.youtube.com/watch?time_continue=7&amp;v=1YwiuMStOJc</a>
Dělník a kolchoznice (rusky Рабочий и Колхозница) je monumentální sousoší (výška 24,5 m) ve stylu socialistického realismu. Dílo vytvořila v roce 1937 sochařka Věra Muchina pro světovou výstavu v Paříži. Pomník se nachází v Moskvě. Číst dál
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